lunes, 6 de diciembre de 2010

El árbol de los problemas

El carpintero que habia contratado había tenido un duro dia de trabajo. Su cortadora electrica se paró varias veces y le hizo perder tiempo y paciencia. Ahora que su jornada había finalizado, su antigua camioneta se negaba a arrancar.

Mientras lo llevaba a su casa, permaneció en silencio. Una vez que llegamos, me invito a conocer su familia.

Mientras nos dirigiamos a la puerta de su casa, se detuvo frente a un pequeño arbol y toco las puntas de las ramas con ambas manos.

Cuando abrio la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.
Despues me acompañó hasta el auto. Cuando pasamos cerca del arbol, sentí curiosidad y le pregunte acerca de lo que habia visto hacer un rato antes.
Y me respondio: "Oh, ese es mi arbol de los problemas".
"Se que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no peretenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Asi que simplemente los cuelgo en el arbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana, los recojo otra vez".
"Lo divertido es", dijo sonriendo, "que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior".
A veces en nuestro orgullo, podemos pensar que un albañil, un fontanero, o un carpintero no pueden enseñarnos nada nuevo. Este hombre me hizo recordar que fué un humilde carpintero de Nazaret, el que devolvió la alegría y la esperanza a este mundo.

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